África González Fernández es doctora en Medicina y Cirugía por la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid) y Médico Epecialista en Inmunología (Clínica Puerta de Hierro de Madrid). Es catedrática de Inmunología y directora del Centro de Investigaciones Biomédicas (CINBIO) de la Universidad de Vigo.
Actualmente es miembro de las plataformas europeas y españolas de Nanomedicina, participando en varias iniciativas relacionadas con la seguridad de las nanopartículas y colabora con varios grupos en Europa y EE. UU. Además de estas responsabilidades, es la presidenta de la Sociedad Española de Inmunología.
1) Habiéndote formado en medicina, ¿qué te impulsó hacia la inmunología y la investigación?
Mi padre siempre me apoyó a hacerlo, pero cuando cuando yo tenía 16 años diagnosticaron a mi hermana del síndrome de Marfan (una enfermedad rara degenerativa), y eso me impulsó definitivamente a estudiar medicina. Mientras estudiaba no sabía muy bien por qué disciplina decantarme, pero me llamó la atención la inmunología por su carácter transversal y que por aquel entonces era una novedad para el MIR.
Realicé la residencia en el Hospital de Puerta del Hierro y la verdad, fue una experiencia maravillosa, precisamente porque la inmunología está implicada en los procesos de un gran número de patologías. Sin duda, la inmunología es la ciencia del siglo XXI. Me alegro mucho de haber escogido esta especialidad, puedo disfrutar investigando y aprendiendo a diario.
2) ¿Crees que la biología abarca suficientemente este campo?
El campo de la inmunología es multidisciplinar, y se enriquece de expertos de distintos campos: médicos, farmacéuticos, químicos y por supuesto, biólogos. Cada experto puede aportar un valor fundamental a la investigación y al desarrollo de la Inmunología, además de a las técnicas inmunológicas. Mientras los médicos inmunólogos tienen una labor muy importante en la Inmunología clínica, los biólogos están capacitados para jugar un papel muy importante en sus aspectos básicos y aplicados.
3) Siempre has llevado una carrera emprendedora. Has iniciado varios grupos de investigación, fundaste una empresa (Nanoimmunotech) y has fundado el centro CINBIO. Pero previo a todo esto, lo que marcó un hito en tu carrera fue tu estancia en el laboratorio de César Milstein en Inglaterra.
Fue la primera vez que tomé contacto con un científico de esta talla y recuerdo con gran cariño los cuatro años que trabajé con él. Creo que fue una oportunidad única en mi carrera y el que mi supervisor en Madrid, Fernando Díaz Espada, hubiera trabajado previamente con él, me facilitó el poder acceder a su laboratorio. La estancia allí me hizo aprender las técnicas que se manejaban de biología molecular y cambiar mi campo, de trabajar con timocitos a linfocitos B, e intentar entender los cambios en anticuerpos por los procesos de mutación somática.
La experiencia de trabajar en un ambiente tan próximo a varios premios Nobel como Aaron Klug, Max Perutz o el propio César Milstein fue increíble, realmente deja huella. Incluso, años después de volver a España otro investigador del centro, John Walker, fue galardonado con el Nobel. Era un sitio en el que realmente se vivía la ciencia y que me hizo darme cuenta de que quería dedicarme totalmente a la investigación.
A mi vuelta me presenté a una plaza como profesora titular interina en la Universidad de Vigo y a partir de entonces me dediqué a la docencia e investigación, que continúo hasta hoy.
En cuanto a la empresa, surgió gracias a una idea que fue premiada por Genoma España por nuestros proyectos de investigación, que nos permitió a los 5 promotores iniciales fundarla, y funciona desde 2009. La verdad, le dediqué un gran esfuerzo, mimo y atención los dos primeros años, cuando aún era una spin-off de mi grupo de investigación. Ahora mismo, mi vinculación es menor, como asesora y accionista.
Creo que España es de los países en que es más difícil emprender, tenemos poca cultura de emprendimiento. Sin embargo, el éxito de Nanoimmunotech tuvo que ver con la implicación del equipo y si ha seguido manteniéndolo, es precisamente porque creen en ello.
4) En la última década has dedicado tu atención a la aplicación médica de las nanopartículas ¿Va camino de convertirse en una nueva revolución médica o aún hay grandes obstáculos?
Quizá ha habido un “boom” excesivo precisamente por la novedad que supone, pero es conveniente analizarlo en su justa medida y atender a la evidencia. De hecho, pasó algo muy parecido con los anticuerpos monoclonales. Cuando Milstein desarrolló el método para producirlos de forma controlada, al poco tiempo se pensaba que serían una panacea a muchos niveles. Actualmente tienen un enorme valor para diagnóstico, y están suponiendo una revolución en la terapia de muchas patologías como el cáncer, pero cuenta con algunas limitaciones.
En el campo del diagnóstico, la nanotecnología está abriendo nuevas puertas, miniaturizando los ensayos y dando al paciente un mayor control al paciente sobre sus patologías. Igual que ahora puede medirse la glucosa con pruebas domésticas, la nanotecnología permitiría ampliar el espectro de la analítica y conocer desde casa el estado de los lípidos, hemoglobina o, si eres celíaco, si tu malestar se debe a que ingeriste gluten por accidente. Por otro lado, los fármacos que presentan una alta eficacia pero también una elevada toxicidad, al asociarse con nanopartículas pueden liberarse más lentamente, de forma controlada o incluso dirigida. Y evidentemente, fuera de lo que es la biomedicina, los nanomateriales tienen un potencial enorme de aplicaciones en muchos ámbitos (alimentación, cosmética, textil, locomoción, telecomunicaciones…)
Es un campo con mucho futuro, pero también de mucho presente. Sin embargo, estamos encontrando dificultades de comunicación con los fabricantes de nanopartículas. Muchas veces no tienen en cuenta la biocompatibilidad de los nanomateriales para su futura aplicación, de modo que las muestras se preparan en ambientes no estériles, se agregan en medios fisiológicos, o no cumplen las propiedades que se requieren. Algo que parece nimio como esto, termina por dificultar el avance de muchos proyectos y mi propio equipo ha diseñado y publicado protocolos para su aplicación y divulgación con la vista puesta en tratar de minimizar estos problemas.
5) ¿Cómo percibes el estado de la investigación a nivel nacional? ¿Y en Europa?
Tristemente sin ser noticia, la inversión en ciencia que realiza España es muy pobre y es muy difícil sacar nuevos proyectos adelante. Estamos hipotecando nuestro futuro como país.
Tampoco estamos exentos de trabas a nivel administrativo que nos complica mucho progresar los proyectos. Por ejemplo, muchas veces es difícil gestionar adecuadamente el capital de un proyecto por las trabas que se imponen. También, es increíble el ambiente de precariedad al que se ven sometidos la inmensa mayoría de científicos, incluso cuando cuentan con grandes reconocimientos a nivel internacional. En este país el talento no se estabiliza, carecemos de mecanismos para ello.
Sin embargo, hay una comparación en positivo con la época en que yo me doctoré. Por aquel entonces era obligado irse fuera para conseguir una formación competitiva pues en España se carecía de una infraestructura comparable. Siento que eso ha cambiado en los últimos 30 años, tanto por los recursos que existen actualmente como por lo talentosa, formada y cualificada que es la comunidad científica.
6) ¿Has encontrado alguna vez machismo en tu carrera?
Pues la verdad, tengo que decir que al menos en el ámbito científico no, pero también que he tenido mucha suerte. Me educaron para ser independiente, desarrollar mis propias metas y estar con las personas que remen en la misma dirección que yo y puedo decir que he desarrollado mi labor independientemente de mi género. Cuando fui a Inglaterra mi marido se desplazó conmigo, dejando de lado su carrera inicialmente, y ha sido fundamental en la labor conjunta de criar a nuestros hijos. Ha sido siempre un apoyo importante, que realmente me ha permitido desarrollar mis investigaciones sin flaquear.
Pero así como creo que en la academia no he encontrado un ambiente machista, sí lo percibí en los encuentros con otros empresarios e inversores al fundar Nanoimmunotech. Como anécdota, me dijeron que “cómo una mujer catedrática se lanza a todo esto”. Es cierto que los foros de capital están copados por hombres.
Por supuesto, seguimos viviendo en una sociedad machista, pero creo que vivimos vidas diferentes a nuestras madres y abuelas. Las futuras generaciones también encontrarán un mundo diferente.
7) Ahora la pregunta importante, ¿qué consejos te gustaría darnos a nosotros los estudiantes de biología?
Que uno tiene que moverse por sus sueños, pero llegar a ellos con los pies en la tierra. Creo que la biología tiene muchas posibilidades y con un amplio rango de actuación. Con biología puedes dedicarte a la ciencia biomédica, la gestión de espacios naturales, de parques científicos e incluso al periodismo científico. Cada uno tenéis que buscar vuestro propio camino aunque no parezca muy definido y afrontar que los cambios siempre pueden ser una oportunidad. Yo misma veía muy firme mi futuro como facultativa médica y al final no podía estar más lejos. Ahora tenéis más facilidades gracias al programa Erasmus, más facilidad con los idiomas… Disfrutáis de unas herramientas que podéis aprovechar para sacar el máximo partido al mundo.
Al final, debéis buscar el futuro sin dejaros vencer por la frustración o las dificultades. No es nada fácil y hay muchos obstáculos, pero si te caes, tienes que volverte a levantar porque es el único modo de perseverar. Por eso hay que ser valiente y ganar el día a día, siempre con positividad.
Entrevista realizada por Javier Echave